Deuda de sangre-Capitulo 2: Visita inesperada

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10:35 pm.
La vieja mansión de iris estaba tan espectacular como siempre, todos los humanos que trabajaban para ella hacían un gran trabajo cuidando los jardines y limpiando el lugar, servían muy bien para evitar toda sospecha, eso era vital, sobre todo en un poblado tan pequeño como este.

Deje a mis tres compañeros en una cantina del lugar, pasarían un buen rato bebiendo y encontrando alguna prostituta.
Me asegure de que tuvieran una gran cantidad de dinero a su disposición.

Esta visita tenia que ser cuidadosa, la ultima ves que “platique” con iris la cosa no fue muy amable que digamos, no podía exponer a los chicos a una situación peligrosa.

Salte el gran muro que rodeaba la mansión, no fue nada difícil, de un solo intento lo logre, desde la última vez que había estado aquí, mis capacidades mejoraron notablemente.

Para mi sorpresa, iris seguía igual que siempre.

Del otro lado del muro me esperaba un sirviente de iris, ¡esa niña!, sabía que vendría.

El sirviente me indico que la señorita iris me esperaba en su biblioteca, me condujo por toda la casa, toda seguía igual, podría haber recorrido el camino yo misma a la biblioteca, sin necesidad de guía alguno, aun recordaba todo el lugar.

Iris.
Una pequeña vampiresa.
De tan solo 13 años al momento de que la convirtieran.
Cabello rojo, ojos verdes y una gran altura.
Su delgadez era espectral.
Su belleza era aun más sobrenatural.

Según los rumores.
Tenía cerca de 600 años de vida.

Nunca lo pude comprobar, ella nunca habla mucho de su pasado, nunca cuenta su historia, al parecer no le importa su historia.
Lo que si le importa es la historia de los demás.

De ahí su gran obsesión por los libros.

Su biblioteca personal albergaba cerca de 10,000 libros, antiguos como ella y ediciones contemporáneas, todos ellos cuidados con especial cuidado por iris.
Cada día leía al menos 6 libros.
No recuerdo haberla visto dormir más de dos horas.
Durante el día simplemente bajaba a la cámara subterránea y a la luz de una tenue vela leía sin parar.

Iris fue una maestra para mí.
Aunque al final termine por abandonarla.

Hoy vine de nuevo buscando ayuda.

-¿tratabas de sorprenderme de alguna forma?
La voz de iris siempre era un susurro, para todos los humanos representaba un reto escucharla.
-No tiene caso que lo diga en voz alta, sabes a lo que vine, solo te preguntare, ¿me ayudaras o no?

Aparto la vista del libro que tenia entre sus manos y me miro directo a los ojos.
Esa mirada tan bella.
Tan mortal.

-¿Exactamente en que quieres que te ayude?
Dejo el libro en la mesa de madera y espero pacientemente mi respuesta.

-Solo dime donde esta, llevo mucho tiempo persiguiéndolo, pero no soy tan buena como tu, solo dime donde puedo encontrar a Samuel.

El bastardo de Samuel.


 -MARIUS VON CHESHIRE


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