Teníamos el día libre.
Sin escuela y sin presiones.

Un día completo para disfrutar.

Dado que Rachel era una amante de la fotografía, constantemente salía a lugares solitarios, lugares donde se pudiera apreciar un paisaje solitario y fotografiarlo en su estado salvaje, eso era lo que ella me decía.

El día de hoy decidí ir con ella, romper un poco con la rutina diaria; esta ocasión el lugar de destino eran unas vías abandonadas.

El escenario que Rachel buscaba era un poco tétrico en esta ocasión, a diferencia de los campos verdes y las montañas que solía visitar para fotografiar.
Esta ocasión Rachel tenia una petición especial.
Quería que yo fuera su modelo.

No tenia ninguna buena razón para negarme, no es que odiara fotografiarme, tal vez nunca nadie me lo había pedido.

El lugar se encontraba a unas cuantas horas en auto, se encontraba entre un pequeño conjunto de vegetación y maleza, lo que aumentaba el toque tétrico a unas vías abandonadas.

Aunque era un lugar tranquilo, al llegar ahí sentí que me agradaba el lugar.

Este lugar abandonado me daría algo de tiempo para pensar, siempre que estaba con Rachel era un poco callado y si solía mostrar un rostro muy serio, ella no trataba de averiguar que sucedía.
Me dejaba vagar en mis pensamientos.

Aunque no estaba seguro de que tipo de modelo quería que fuera, tal vez alguien sonriente, al cuestionarla sobre eso ella solo me respondió.

-Se como siempre eres.

Eso era una puerta abierta para hundirme en mis pensamientos.
Sin dejar de lado mi trabajo como modelo.
Ella manejaba todas mis poses, ella me decía como colocarme y yo lo hacia.
Pero para mi sorpresa, todo surgía de manera natural.

Todas estas actividades que compartíamos Rachel y yo nos unía cada día mas.
Pero aun existía una traba.

El mismo sueño.

De que forma tratar el tema, de que forma hablarlo con Rachel.
¿Contarle con detalles todo lo sucedido?

De que forma platicarle un tema que me cuesta trabajo contármelo a mi mismo.

Contarle todos los detalles, todas las sensaciones y sentimientos ocultos.

Tal vez la pregunta era:
¿Tengo que contarle acerca del sueño?
¿Tengo que platicarle de mis más queridos recuerdos?

La respuesta a esa pregunta era obvia.

Debía contarle todo.

-marius von cheshire 





The scent of the cigarette stinks in your mouth
The burning fire of one shot of vodka
Light up your tongue
Crushing down your words
Breaking down your heart 

So, your bloody lips don´t stop the kiss
Your young mind don´t stop the beat

The red color turns to blue
The blue turns to green
The smoke of your dreams
Comes to me

A killing white

The color of your eyes
The smell of your mouth
The color of the death
A dying pale 

-MARIUS VON CHESHIRE



Llegamos a casa cerca de las 4 de la madrugada, habíamos bebido lo suficiente para sentir esa euforia tan peculiar que brinda el alcohol.
El concierto había sido genial, era la primera vez que escuchaba tocar a Ernest y fue una gran experiencia.

La excitación de la música y el alcohol provoco una atracción inmediata entre Rachel y yo.

Esta noche era perfecta.
Perfecta para nosotros dos.
Para estar al lado uno del otro.
Sin nada que nos detuviera.

El alcohol consumido había amplificado las sensaciones, no fue la cantidad necesaria para aturdir los sentidos, todo lo contrario, los aumento de gran forma.

El rose de mis dedos contra su piel, los vellos de su espalda se erizaban y sus labios dejaban escapar gemidos de placer.

Nuestros cuerpos se unieron sin problemas.

Una noche perfecta.

Caímos rendidos uno al lado del otro.
El insomnio no me afecto en lo más mínimo, rápidamente caí dormido.

Muy pronto el sueño llego a mí.


Sofía estaba frente a mí, con su piel pálida y sus labios rojos, hablando con toda naturalidad,  hablábamos del clima, hablábamos de las últimas películas transmitidas en el cine.

Hablábamos de miles de temas que no parecían tener gran relevancia.
Temas tan banales.
Aun así, tan importantes.

Mi sueño me mostraba el rostro de Sofía.
Tan claro como si la tuviera nuevamente frente a mi.

Al parecer la lluvia nos obligaba a permanecer dentro de la casa.
No habíamos visto una tarde soleada en mucho tiempo.

Pero eso no parecía molestarnos, el tiempo que pasábamos juntos era bueno, estuviéramos donde estuviéramos.

 El sueño me llevo a lugares felices de mi memoria.

Esa tarde, junto a Sofía, fue una de las mejores tardes de mi vida.

Sofía fue la que comenzó la plática.
Me puso más nervioso de lo normal.

-¿Has besado a alguien?

No esperaba ese tipo de preguntas y se ahora que ella no esperaba una respuesta como la que le di.

-Claro, algunas cuantas veces.

Sofía me miro durante unos minutos, escrutando mis reacciones faciales, el movimiento de mis labios y ojos, ella era muy buena en eso.

-De acuerdo, no mientes, en realidad deseaba que nunca hubieras besado antes.

La mire a los ojos un momento.

-Lamento decepcionarte, no soy tan pequeño como quisieras.

Ella me miro distinto, había un poco de enojo en sus facciones.

-Esto no es cuestión de edad, ni de madurez, esto es algo más.

-¿Te refieres a besar?

Ella no respondió.

-¿Cuántas veces lo has hecho?

Sofía siguió sin decir una sola palabra.
Muy pronto lo note.
Tal vez no debí habérselo dicho.

-¡Nunca has besado a nadie!

Su rostro volvió a cambiar, por un momento pensé que se enfadaría aun más, pero fue todo lo contrario, su rostro se avergonzó.
Sus pómulos se sonrojaron.
Adoptaron un tono rojizo.
Al igual que su cabello.

Oculto su rostro.
Se encogió de hombros.

No dijo nada y yo no la forcé a hablar.

Todo era claro.
Ella nunca había besado a nadie.

Permanecí inmóvil un momento, tal ves me sobrepase un poco, decidí dejarla sola, eso parecía ser lo mejor, dejar que ella se calmara un poco.

Me puse de pie, no trate de despedirme de ella ni hablarle, supuse que mi presencia en este momento la alteraba mas.

Lo que sucedió al intentar salir no me lo esperaba.

Sofía se puso rápidamente de pie, se coloco entre la puerta y yo.

Me tomo en sus brazos y acercándome fuertemente me beso en los labios.

Yo solo cerré los ojos y me deje llevar.





Al abrirlos me di cuenta de que ese sueño me había mostrado uno de los mejores recuerdos de mi vida.

El soñar con Sofía no siempre era una tortura.

Siempre y cuando el sueño fuera el correcto.

 -MARIUS VON CHESHIRE




Girando y meneando la cola, dejándola bailar, ir y venir, entre las piernas y el aire que agita.
Somos como animales.

Bestias despojadas de todo el poder que la naturaleza nos brindo.

Bestias acorraladas y castradas.

Podemos rugir y rasgar.
Todo lo que queramos.
Destruir y construir.

Pero la jaula no se ira.

Brinquemos de un barrote a otro.
El jugar siempre los satisfará.
Nuestros espectadores merecen su circo.

Con garras y colmillos.
Tratemos de obtener la libertad.

Seamos las bestias que todos esperan que seamos.
Seamos como fuimos creados.

Somos como humanos.
Viviendo en nuestra jaula de cristal.

-MARIUS VON CHESHIRE










Fotógrafo sin igual, capaz de mostrarnos sin censura alguna, momentos que algunas personas pueden considerar grotescos, irracionales y de mal gusto.

Fotógrafo de guerra, lugar en el que fue testigo de las mas grandes atrocidades que un ser humano puede cometer, lugar que definiría su arte, al igual que la niña decapitada en un accidente de transito, evento que presencio siendo un niño.

Sexo, muerte, partes humanas, cadáveres, hermafroditas, transexuales, animales, deformidades y arte.

Fotografías en blanco y negro, creando un aspecto lúgubre que combina a la perfección con los modelos que nos presenta.

Artista o freak?



-MARIUS VON CHESHIRE